Nadie menos.
Lo mismo de siempre, el fanatismo como el principal método para ridiculizar todas las causas y demás. Paso hace miles de años con la religión y ahora con una de las más grandes movidas; el feminismo. Un movimiento que comenzó con la intención de crear una igualdad de derechos entre hombres y mujeres que termino siendo el tema de burla en todo el mundo. ¿Cómo es posible que algo que merece ser tomado tan en serio se haya convertido de un momento a otro en el principal tema de chistes? Fanatismo. No hay otra palabra para describir el nivel tan elevado de idiotez que puede tener el ser humano con su constante necesidad de querer unirse a grupo selecto, causa o pensamiento sin tener un mínimo nivel de información o nada más creer en ella; simplemente con la intensión de querer formar parte de algo, de no quedarse afuera y ser un excluido o simplemente porque “Mira que guay se ve, yo también quiero” y terminar diciendo tres estupideces que se les ocurren en el momento con la terrible consecuencia de destruir toda una lucha.
Con esto me refiero a lo de “Pues yo soy más feministas que tu” sin dejar de lado el “No puedes ser hombre y feminista” o el más usado “Enseñar las tetas no es ser feminista, eso es sólo una escusa para ser puta” pasando por lo divertido de llamar a todo “Patriarcado” o “Machismo” y terminando en el clásico “Ni una menos”.
Primero que nada quiero aclarar que no existe nada más feminista que hacer lo que te salga del... De lo que sea que tengas, ¿Vale? Que mientras no estés haciendo daño a nadie, no pasa nada. La idea es hacer todo esto sin que te juzguen, rechacen, maltraten o incluso amenace tu vida. Ya aclarado esto quiero decir que no eres más ni menos feminista por enseñar las tetas, que el tema de esto es la IGUALDAD. De igual manera también aprovechar para decir que no eres menos hombre por depilarte los pelos y más por dejártelos crecer. O menos femenina por dejártelos ni menos feminista por quitártelos. ¿Me van entendiendo?
El otro punto que me vuela los nervios es el jodido “Ni una menos” y ni hablar del “A una mujer no se le pega”. Que están haciendo absolutamente todo mal, se trata de que simplemente a nadie se le debe pegar y que no debería existir nadie menos. Con lo sencillo que es y tanto que lo enredan. Vale, si, que estamos en pleno 2016 y las mujeres siguen cobrando un 18% menos, 62 millones de mujeres jóvenes se les niega la educación y claro, en algunos países es ilegal amamantar en público. Pero quiero preguntar, ¿Si las mujeres estamos infravaloradas, los hombres no están también sufriendo por ser estigmatizados? La ley actual sobre la violencia está muy mal planteada. Cuando un hombre asesina a una mujer: Violencia de género. Cuando una mujer asesina a un hombre: Asesinato. ¿Tiene algún sentido? Y todavía peor, basta sólo con denunciar sin ningún tipo de pruebas a un hombre por violencia de género para que este no pueda volver a ver a sus hijos y pierda todos sus derechos. O esto de que las mujeres están más propensas a sufrir daños físicos. Claro, puede que no sufra daño físico de la misma manera (esto es muy relativo en realidad), pero existe el maltrato psicológico. Toda la presión que tiene un hombre desde que es un solo un niño por la inculcación de la falsa masculinidad no hace falta más que decirle “No eres un hombre” para que sufra un gran daño psicológico. ¿Y qué haces cuando pasa esto y necesitas ayuda? Pues vas al instituto del hombre. Ah no, que eso no existe, tuvimos un día del hombre y fue una burla mundial, no necesitamos más. “Las mujeres no podemos ir sin camisa pero los hombres si” pero tampoco nos olvidemos que las mujeres podemos usar falda y los hombres no. Sí, que una mujer enseñe el cuerpo está mal visto,
Con esto no me propongo decirle a nadie que es y que no, simplemente tratar de aportar algo para eliminar las falsas luchas o tratar de reivindicar una que se yendo de su verdadero propósito; la igualdad. Aclarar que mi eterna lucha es la igualdad y que con eso va el eliminar tanto la falsa feminidad como masculinidad. Porque si las mujeres estamos limitadas por la sociedad; los hombres también lo están.